domingo, 29 de noviembre de 2009

Hoy me revelo.

Quiero caminar por la calle y sentir el viento, generarle más atención.
Quiero frenar, y rozar mis cachetes contra las hojas verdes de un ficus; como también podrían ser mis manos junto con esas plantas que parecen felpudas; ¿o por qué no enterrar mis uñas en aquellos árbolitos en minituara, de hojas consistentes, redondas, rellenas?
Quiero estirarme en la vereda, deslizar mis piernas entre sí, descansar el cuello, elongar los brazos. Descalza, corregir el delineado de las baldozas con mi dedo gordo, hasta el punto donde se encuentre con una linea nueva, que se crucen, y perseguirlos.
Quiero despeinarme en la lluvia con mis propias manos, mojarme el pelo, enrredarlo, revolearlo y salpicar tanto a las paredes como a mi misma.
Quiero simular una carcajada fuerte y con la boca bien abierta. No quiero gritar, prefiero reir, reir brusca y toscamente. En una calle sin nada, en una esquina de pocos taxis, en una madrugada de domingo.
Quiero violentamente ser yo, y disfrutarlo.

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