jueves, 26 de marzo de 2009

Un día en la casa de mi novio

Suena Sleep Trough the Stage mientras espero mi té con leche. Es un día 26 del mes de febrero, el solcito entra por la ventana, calienta el piso y aunque estoy en la sombra del departamento, lo puedo sentir a través de los jeans que tengo puestos que no son míos. El potus sonríe, lo veo feliz. Seguro no le diste agua, en un rato te preguntaré y me levantaré a darle de tomar al compás de una queja por ser demasiada. No se ahoga, él no se ahoga, se baña y se saca la sed.
El piso lleeeeeeno de esos papeles de la parte de atrás de los stickers con los que trabajás, los juntás mientras el agua sin darte cuenta empieza a hervir. Las canciones pasan. No frenes, no me frenes a mí tampoco para darme un beso, para hacerme un chiste, para decirme que estoy loca. No estoy loca, no. Estoy tranquila.
Me acaricio con el lápiz, and no need to go outside. Las cosas pasan más rápido que las letras.
El sol casi me alcanza y es un día hermoso afuera.
Dos besos en la mejilla, tres en la boca y uno en el límite entre ambos. No quieras espiar, es mentira que sabés leer al revés. Otro beso y se hierve el agua. Suena la tapa, te avisa, interrumpe.

-¿Me ayudás? ¿Lo hacemos juntos? Es que no sé cuánto le ponés de leche.

Lo hacemos juntos y vuelvo a la hoja. No te pongas nervioso, no es nada malo, sino lo que pasa, el momento, y es tranquilo, y es pasivo, y es silencioso, y se vive.... bien.

Y así me enamorás...