A-Theo

Nunca pensaste que quizás Dios también camina entre la gente? Podría ser aquél al que te tropezaste en la avenida? podrías ser él o vos?

Pocas letras, pocos puntos, el mundo es una mierda

siempre hay algo mal con vos, pienso y pienso y realmente te odio. te odio porque al ser completamente insulso no sos mas que el reflejo en mi cabeza y ella esta mal. esta muy mal. se me esta escapando, me rueda por el brazo y en un intento casi deportita atino a agarrarla; se me engancha algun pelo de la melena por la uñas y asi la llevo. la revoleo y cuando puedo me la pongo, a la gente le gusta y le parece simpatica, pero porque no saben lo que es convivirla; me lleva por unos caminos tan tan profundos que tengo que razguñar el cemento del tunel para ir saliendo, en el medio pareceria morir..

es un dia muy lindo y me da bronca, me hace sentir desubicada, da cuenta de lo egocentrica, patetica y asquerosa que es la cabeza mia. quiero otra, me gustaria cambiarla, pero hay quien dice que a cada uno le toca lo que le toca en la vida porque se supone que con ello puede, cada mochila estaria diseñada de alguna manera a cada espalda. Algo asi, hoy me cago en todo lo que dicen,pero es ua puta mirada positiva a caminar y de ultima repudiar a las asquerosas figuras que se pasean por las calles, supuestas iluminadas y agotadas de consumir mierda, cansadas de mirarse las piernas y como caminan, con mejillas contracturadas dela sonrisa falsa y ardiente.cansada de si mismas, como yo. yo me canso de cansarme de ellas y eso hace una infinita mierda de consecuencias insoportbales.

este dia me hace morir en mi no cordura me refleja que ya sola no puedo, que si bein tengo mi mochila tengo que sacarme los miedos e ir en busca de voces, comprartirla un poco. en el interin, vencer el terror de precisar una etiqueta que de pie a una fuckin depresion justificada.

e siento y vuelvo a pensar por que sigo haceidno esto, por que no puedo salir, por que te vuelvo a elegir, si sos mi montruo. cuando era chica estaba el coco y hoy estas vos. me estas matando al hacerme revolcar en la mierda del universo al ser un reflejo perfecto de la locura. te odio porque sos yo. te odio, te quiero escupir, me gustaria tenerte cerca para pegarte, no sirve tirar cosas si no te hacen daño a vos, despues tengo que levantarlas y en el acto generan la memria y el recuerdo del hecho anterior. no se puede vivir asi. te odio con toda mi alma. lo pienso, lo digo, me da placar, me hace mover el cuerpo, cada oarte toma expresion y tiene ganas de gritar de gritar que te amo y la re puta madre.

El hombre y la mujer.

-Tengo muchos problemas que me hacen mal.
-Cuáles son los problemas?A ver 1...
-que te comportás como un idiota
-sí, 2?
-que sos un idiota
-sí, 3?
-que no hacés nada para dejar de comportarte como un idiota
-ajá, 4?
-que me molesta que lo seas y que me hace mal.
-sí, 5?
-que a mi me molesta y a vos no te importa que me moleste entonces sos más idiota y entonces me molesta más.
-sí, 6?
que me hacés sentir a mi como una idiota diciendo esto por ponerte en el lugar de idiota.
-sí, 7? sos vos el problema.
-ah, ahora soy una problemática. Ves? sos un idiota.

Ciclos.

Cuando el padre es hijo.
Gracioso y lógico, me han preparado para ésto. Espero hacerlo tan bien como ustedes. Espectante, confío en sus enseñanzas.

Hipatia

Somos todos la misma mierda.

El carozo.

Esa pasión que le contrae cada músculo de los pies y el cuello al mismo tiempo.
Se desnuda, desgarra su presa, la saborea salvajemente; no la termina, acaba y deja para después.

Se envuelve lentamente en su sudor en el festín, escondiéndose en su propia pureza, lo que le sale de adentro y luego se hace capullo.
Se esconde en sí mismo.

Se pone las medias y duerme.
Al día siguiente, querrá más para poder ser él, para desenmascararse. Para ser él con ella. Para llegar a su centro.

Cada día devora con desesperación las cáscaras. Espera el minuto en que sea posible. Insiste.

Quizás nunca llegue a su verdad, quizás siempre estubo en ella.

El mural

La intersección en ángulo recto del mural vos y mi dirección me despertaron maravillosas ganas de escribir. Como el mismo subte, recorro en línea recta el camino en una sóla dirección. Entre tanto me obnuvilo con el mundo de mi entorno y hasta me enceguezco.

Aprender a frenar en estaciones, aprender a no ir tan rápido. En ese aprendizaje disfruto las curvas y río.

Las estaciones donde frenar cuerpo y mente, estirarse y respirar aire pureza de aire son pocas. Es más el viaje, el mirar hacia delante y seguir.

Poca luz hay en el túnel, poca luz fuera del vagón, poca luz hay en los personas que recorren, como yo, esta vida subterránea. Pero, de tanto en tanto la causalidad acecha detrás de una mirada, de un movimiento de manos al compás de alguna música, de cigarrillo armado y comentario suelto. Y destapa una sonrisa, la plena y maravillosa luz de la vida para regalársela a una mismo y a un otro.

Me robaste la mente.

Las direcciones, vueltas y retornos de la vida me han dejado, aún hoy, atónita.

Te contesto.

Leo, me emociono, nos veo y crezco. Me toco el alma y con el amor en las manos y te contesto que el mundo no pueden ser sólo mis ojos porque al necesitar los tuyos para verme, mis miradas quedarían atrapadas en el aire. Mi placer nace en tu existencia. Tu alegería me alegra pura y sincera. Y amarte te voy a seguir amando por un rato largo más.

La delgada línea limitante.

Desestructurandome, me obligo a dividirme. Al dividirme, termino desconociendo mi cuerpo. Al desconocerme, me impongo al miedo. Ante el miedo, freno y pienso. Y al pensar me encuentro, oscura, en algún recoveco de mi mente.

Sasha

Fue una situación como cualquier otra, claro que cada momento tiene su tinte de único, pero en esa situación no hubo nada más especial por así decirlo. Estabamos sentados, como en cualquier otra cena, cuidando nuestros modales, absteniendonos de comentarios que provoquen molestia en alguno de los integrantes del encuentro, saboreando la comida que mamá había cocinado (como todas las noches), con alguna que otra discusión (como todas las noches) y con alguna que otra risa profunda y verdadera (que afirmo con una sonrisa que es como todas las noches -al menos en las que mis hermanos participan del encuentro-). Se mantuvo cada costumbre y, satisfechos, dimos por acabado el cortejo como todas las noches. Vuelvo a afirmar que fue una situación como cualquier otra.

Pero sucedía algo distinto, una presencia nueva está entre nosotros. Todavía no se fue, todavía no nos deja; aunque sabemos, todos, que en cualquier momento lo hará. Es la espera hacia algo visto como natural y terrible. Intentamos evitar el tema, sólo tener un roce distante con ella. Pero es tan fuerte y misteriosa que fue imposible que no nos provoque el sentimiento de tristeza. Mirandonos de reojo, comenzamos a sentir el agua de nuestra alma caer en la misma mesa donde minutos atrás se cumplía con lo rutinario. Comenzamos a compartir algo más profundo, verdadero e inevitable que esa charla un tanto superficial. Lo sentimos y lo seguimos percibiendo recorriendo nuestro cuerpo. Está acá. Da fruto al dolor, al dolor con una mezcla de alegría insoportables. Se apoderan de los ojos y de la voz. Nos limitan la expresión inevitable.

Todo se yuxtapone con nuevas presencias que nos rodean, nos dan felicidad y nos sacan el gusto amargo de no querer comprender la vida.

Es parte de las decisiones, uno de los pocos lugares (si no es el único) en el que el ser humano, creo, se encuentra consigo mismo. Donde comienzan las balanzas, las debilidades de la inseguridad de cada uno y los miedos de nuestro propio destino también.

Es momento de no pensar en uno y pensar en el otro, eso también lo sabemos, pero no quita que hayas sido la luz del hogar, que nos hayas enseñado de la vida y formas de vivirla. Que te hayas apoderado hermosamente de cada cena y contacto verbal que tuvimos en esta familia. Que seas la dueña de una expresión en el rostro hermosa de cada uno de nosotros.

Algunos creen sólo en los seres humanos. Yo creo que no hay pensamiento más aberrante y más dañino para nuestro cuerpo y espíritu que ese. No dejarse entregar a conocer parte de la vida tan hermosa como la que nos dan y de la cual aprendemos. Eso es más terrible que cualquier ideología. Y la justificación a esa definición tan horrorosa es por negarse a sentir, a conectarse con el mundo, con la naturaleza, con los ciclos de cada uno, con la comprensión hacia un mundo en el que nos tocó vivir.

Algunos creen que las presencias se eligen entre sí, quizás viniendo de otra vida o tal vez simplemente queriendo conocerse. Yo te vuelvo a elegir. Quiero volver a compartir tantos años de mi vida con vos. Y si es así, gracias por elegirnos, por dejarnos compartir la vida con vos.

Te regalo lo más único que tengo y que te lo he dado puro y sincero cada día en los últimos años, sin verguenza ni tanta vuelta. Te regalo todo mi amor. Una vez más.

El infierno son los otros.

Es en los otros donde nos vemos. Es en los otros donde encontramos nuestra impureza y putrefacción. Son ellos los que nos muetran lo más miserable de nuestra existencia. Es por ellos y gracias a ellos que podemos erosionar y modificarnos. Es en ellos la culpa. Es en ellos el perdón. Es que ellos son reflejo y también son verdad.

Inentendible.

Las luces se desarmaron, quedamos todos de pie entre el silencio, mientras las facciones se dejaban caer a lo inesperado. Lenta y tristemente comenzamos a fracturarnos expresandolo.

Fue entonces cuando el tiempo se detuvo. Sin poder decodificarlo, nuestros movimientos comenzaron a desarmarse para quedar tan sólo algunos destellos en el aire del camino que transitábamos. Eso comenzaba a penetrarnos y se sentí,a atravesando los fascículos musculares, dejando escalofríos.

Fue entonces cuando el tiempo se detuvo. Las palabras quedaron estancadas en miradas incomprensibas. El aire se estancó en el pecho intentando rompernos para estallar y correr. Las manos, temblorosas buscaban algún cuerpo, algún objeto, algo estable. Pero el tiempo se había detenido, tan sólo unos pocos pudimos rozarnos con otros, encontrarnos en un abrazo, mirarnos y sin entender, compartir el dolor.

Aunque mis párpados se hayan inmovilizado en aquél momento, veo una sonrisa, borrosa, pero está. Con fuerzas, abro un poco más, giro mi cuello, lo estiro, amplio mi campo visual. Hay muchas y aunque no estén todas, aunque no sea necesario cuantificar, sé que son las suficientes.

El tiempo se detuvo, pero silencioso, no deja de escabullirse para seguir transitando, para en su empuje arrastrarnos de la espalda a la misteriosa vida.

Cuando el tiempo se frena...

Ausente

El vacío es existencia.

De repente me encuentro en la no cotidianidad de mi rutina. Una serie de cambios me muestran rasgos de mi persona hasta ahora desconocidos. Es una época de decisiones y en el enfrentamiento a las mismas me encuentro a mí misma, veo mis miedos e inseguridades. Me conozco.

El vacío es existencia. Lo pensaba de una manera biológica, retomando alguna clase de química en la que contaban que lo más grande del universo es el vacío. Cosas que nos quedan, y que, en los momentos esos de formar la mente marcan y abusan de los pensamientos. Pensaba en que había vacío ya que había una existencia y viceversa. Una relación hermosamente bivalente. Una daba nacer a la otra. Siempre pensamos en lo real, lo tangible, por qué es eso, por qué no podría ser otra cosa y lo bien que se vería si fuese algo un poco mejor. Quizás la respuesta está en el vacío. En el límite donde empieza uno/algo y deja de serlo para dar comienzo a otra existencia En cuando esos límites se confunden y cuando uno los cede para ser parte de un otro.

Hoy lo veo en mí y me veo a mí. Cada vacío que me rodea, me hace ver lo más profundo de mi alma. Me hallo en lugares inhóspitos, en lugares deshabitados, en el cierre del día, en el cumplimiento de mis responsabilidades, en el hervor del agua, en la lluvia de este momento, en el papel, en el movimiento de mis manos cuando pasan de hoja, en el transcurso del agua en mi garganta, en la vertiente del termo, en la palabra. En la ausencia del otro. Son esos pequeños vacíos que nos hacen ser uno, que transducen de manera íntegra nuestro despedazamiento.

De pronto, todo es vacío, los noto, los veo, los decodifico. Me rodean.

Es que cada momento me recuerda tu vivir. Es que cada espacio me hace verte a vos, me hace verme a mí. Y es en tu ausencia, en el vacío en mi garganta, en el vacío en el alma, donde me encuentro conmigo. Entonces, claro, tenía razón. El vacío es existencia, porque toda esta falta me hace renacer. Agradezco al universo que así sea, para este vacío me sirva de espejo hacia mi luz. Quiero llegar a los túneles de mi inconsciente, viviendo.

Llegar a mi vacío.

adios

Es la bruma abrumadora que me lleva por los andenes de tu presencia, oscuros, entre la selva infinita de la noche. Luna llena quierote cerca, preciso de tu energía.

Es el amor y es el alma que me lleva sonámbula hasta tu físico, el que un día fue y nunca volvió. Infinidad, volvé hacia mí o dejame eternamente. Dejame sola, sola, libre y feliz entre las costumbres de mis encuentros naturales. Entre las costumbres de mi ser, puro e ilógicamente infinito. Porque yo soy para vos pero no hoy. Mañana seré otra, no sé si nos enocntraremos pero arriesgo a la aventura de vivir y estar viva a esperarte entre la niebla. Niebla que deja ver luz. Luz que se apagó entre la visión de la inexperiencia. Luz que nos espera a ambos prontamente.